Como se publicó en Security Today el 11 de julio de 2018.
Las conversaciones sobre lo que se puede hacer para evitar que las armas violentas y los materiales peligrosos caigan en las manos equivocadas siguen dominando el debate político, dejando a las comunidades preguntándose qué pueden hacer para prevenir el próximo ataque a una escuela o iglesia. Los lugares de culto se encuentran en una posición especialmente vulnerable, ya que abren sus puertas a cientos de personas y no disponen necesariamente de los recursos necesarios para protegerse adecuadamente de la violencia o incluso de una catástrofe natural.
Los lugares de culto varían en tamaño y tipo, desde casas individuales a grandes locales y edificios enteros. Por tanto, ¿por dónde empezar para elaborar un plan de seguridad bien pensado y comunicarlo eficazmente a su comunidad religiosa? He aquí algunas sugerencias importantes para que su lugar de culto sea más seguro para todos.
Su gente es su centro de atención. Garantizar la seguridad física de una congregación es una responsabilidad que pocos líderes eclesiásticos consideraban seriamente antes de las recientes tragedias. Sin embargo, ahora forma parte de las responsabilidades de cualquier organización. Es fundamental contar con planes bien pensados y asegurarse de que los líderes, los voluntarios y la congregación sepan qué hacer en caso de emergencia.
Establecer relaciones. Los lugares de culto, independientemente de su tamaño o tipo, pueden beneficiarse de la utilización de la información disponible públicamente y de las relaciones en la comunidad. Una de las relaciones más importantes que puede tener cualquier entidad es la que mantiene con las fuerzas del orden locales, como la comisaría o una oficina de seguridad pública del gobierno.
Reunirse con los agentes de policía de su localidad y hacerles preguntas sobre la preparación o el manejo de una situación potencialmente peligrosa contribuirá en gran medida a crear un plan de preparación a largo plazo en caso de emergencia. Además, reunirse con los bomberos de su localidad puede ayudarle a tomar medidas para protegerse y proteger a los demás mientras llega la ayuda, después de que se produzca una crisis.
Elabore un plan. Los responsables de sus instalaciones y del cuidado de sus socios y visitantes deben estar familiarizados con lo que deben hacer en caso de emergencia. Disponer de un plan de seguridad documentado, que identifique las amenazas/riesgos probables y denote las respuestas adecuadas, es una herramienta vital para maximizar la preparación.
Su plan de seguridad debe incluir los números de teléfono del personal y de los departamentos de policía y bomberos, un lugar designado donde se reunirá la congregación en caso de incendio o terremoto, e incluso una lista de comprobación de seguridad para los actos de la iglesia. Saber que los dirigentes se han tomado la molestia de pensar en la seguridad y que disponen de un plan de seguridad tranquilizará a los feligreses, ya que la seguridad pública no es algo que la iglesia se tome a la ligera.
Un plan de seguridad puede ser básico o muy complejo, dependiendo del entorno. En cualquiera de los casos, aquí tienes algunas preguntas iniciales para hablar con tus colegas y vecinos, así como áreas sugeridas para el desarrollo del plan.
- ¿Dónde están las salidas de emergencia más lógicas y accesibles?
- ¿Adónde debo dirigirme en caso de que tengamos que evacuar nuestro espacio?
- ¿Dónde están la alarma de incendios y el extintor más cercanos?
- ¿Cómo se responde a un incendio frente a un terremoto o una inundación?
- ¿Cómo debo responder en caso de que alguien entre en nuestro servicio con un arma?
- ¿Cómo notifico a nuestra congregación y/o a las fuerzas del orden si veo un delito o a una persona que me preocupa?
La comunicación es clave. La posibilidad de que se produzca un incidente de seguridad es un tema difícil de tratar en muchas de nuestras comunidades religiosas. La mayoría de la gente acude a los lugares de culto para animarse. Sin embargo, cuando empiecen a hablar de seguridad en sus comunidades religiosas, descubrirán rápidamente que muchas personas ya han pensado en este tema.
Aunque no existe una solución perfecta, transmitir un mensaje reflexivo sobre su plan de seguridad a su comunidad religiosa local y colaborar con los líderes religiosos, las fuerzas del orden y los funcionarios de emergencias es responsable y tranquilizador. Nadie quiere pensar o hablar de estas cosas, pero no podemos seguir fingiendo que la seguridad pública en los lugares de culto no está amenazada. Será mejor que todos esperemos lo mejor, pero que nos preparemos para lo peor.